Cuando hablamos de pérdida auditiva tendemos a considerar este término como una más de las patologías y dolencias propias de una edad ya avanzada en la que, el deterioro propio de los años, acaba afectando igualmente a la capacidad de audición.
En Guadalvisión, como expertos profesionales en audiología, sabemos que esta afirmación es parcialmente cierta, y aun cuando la edad efectivamente lleva asociada esta degeneración de nuestras capacidad para oír correctamente, algunos hábitos de vida actuales están llevando a pacientes de edades tempranas al terreno de las deficiencias prematuras en audición.
Cuando la pérdida auditiva comienza a dejar de ser «cosa de mayores».
Efectivamente, este problema está dejando de ser, en un importante y preocupante porcentaje, cosa de nuestros mayores, algo propio de nuestros abuelos.
Recientes estudios afirman que en un plazo de unos 25 años, miles de millones de personas en todo el mundo padecerán problemas serios de audición en edades tempranas para nada cercanas a la vejez. Nos estamos refiriendo a la población que, a fecha de hoy, se encuentra inmersa en el tramo de edad entre los 12 y los 35 años.
Y la explicación está sencillamente en el uso continuado y excesivo que se hace de auriculares con los que escuchar música, películas, audios de voz o conversaciones de teléfono mediante los terminales móviles.
Además la música a niveles elevados propia de locales de ocio, conciertos, eventos sociales, son otro motivo que llevará a los jóvenes de hoy a tener problemas de audición antes de lo que podría ser natural.
Tengamos la edad que tengamos, existen signos que evidencian que podemos estar desarrollando una importante pérdida auditiva que haría necesaria la intervención de especialistas para su tratamiento y gestión. Veamos algunos de estos signos:
- Necesitamos de manera habitual que nos repitan una frase o mensaje aun cuando el ambiente de alrededor no sea ruidoso y pudiera impedir el entendimiento.
- Los demás nos comentan que han notado que no respondemos si nos llaman o no contestamos a sus preguntas sobre todo si nos encontramos de espaldas a estos.
- Nos piden continuamente que bajemos el volumen del televisor alertando que lo tenemos a un nivel excesivo, cuando para nosotros no lo está.
- Nos cuesta trabajo entender o seguir sin dificultad una conversación entre varias personas, sintiendo que hablan demasiado bajo, casi susurrando.
- Sonidos básicos como un timbre, el canto de los pájaros, o similares nos cuesta trabajo apreciarlos o incluso apenas somos conscientes de ellos.
- Necesitamos apoyarnos en mirar los labios o la expresión facial y gestos de quienes nos hablan para entender y dar por bueno el mensaje que nos transmiten de forma hablada.
Estos son algunas de las señales más evidentes de que estamos aquejados por una pérdida auditiva que necesariamente ha de ser valorada por profesionales para actuar de forma inminente, sea cual sea la edad del afectado.
En Guadalvisión disponemos de un servicio de examen auditivo con el que valorar el tipo y nivel de daño, así como los medios necesarios para actuar tanto en la prevención como en el tratamiento de este.
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